De Madrid a Pamplona y de Pamplona a Puente de la Reina

Pues aquí estamos Belén y yo por primera vez frente al ordenador en un cibercutre de Puente de la Reina. Aunque parezca imposible hemos conseguido llegar a pesar de los pesares…, pero es mejor contar las cosas desde el principio.

VIAJE A PAMPLONA

Ayer empezó nuestra aventura y como no podía ser de otra manera nuestros problemas. El camino de Santiago es una vía de penitencia (entre otras cosas), pero normalmente el sufrimiento empieza en la primera etapa ¿no?, pues no. Nada más salir de casa nos vamos a Atocha a por el coche de alquiler que nos llevará a Pamplona. Pues bien, me doy cuenta de que tengo un radio roto en cuanto piso Embajadores. No le digo nada a Belén hasta tener el coche porque por mis santos ovarios que yo me voy a Pamplona… de todas maneras no podíamos dejarlo para el día siguiente porque perdiamos el coche. Finalmente se lo cuento a Belén y decidimos ir a la famosa tienda de bicicletas Berrendero, antiguo ex ciclista importante, que resultó ser un borde y pasó de nosotras.

Decidimos seguir a Pamplona, todavía sin desayunar, y paramos nada más salir de Madrid en una estación de servicio de la A1 de donde salimos corriendo cuando vemos que hay un lío de tres pares de narices porque han robado a un pobre moro que feliz volvía a su Francia no natal. Al ver que todavía buscaban al culpable y que la poli hacía su aparición nos piramos cagando leches antes de que nos implicaran en el altercado. Con la suerte que teníamos…

Por fín nos paramos en La Cabrera y desayunamos, ya son casi las doce, y yo tengo una mala leche infernal porque si hay algo que odio es no comer y tener hambre.

Por el camino llamamos a una tienda de bib¡cicletas y nos atiende Igor. Nos dice que no cierra a mediodía y que le llevemos la bici en cuanto lleguemos. Y nosotras nos fuimos directas a la tienda nada más lleagr a Pamplona. Pero sorpresa…la calle de la tienda está en obras, con una escabadora y una zanja de 100m que flipas, un ruido horrible, y para más inri sin casi poder llegar hasta la tienda por el poco espacio que tiene la acera para pasar. Cuando llegamos, la tienda cerrada. Joder. Joder. Joder.

Decidimos ir a tomar algo porque son las 4 de la tarde y estamos como a 36 grados. Con las bicis, el coche, y la madre que me parió. Dos cervezas después Belén decide recorrerse el casco histórico en busca de otra tienda mientras yo no paro de llamar por teléfono a ver si el tio vuelve. No vuelve y ninguna otra tienda de Pamplona nos arregla la bici. Genial. Yo insisto una y otra vez a Belén que nos vayamos al Caribe…

Cuando ya estábamos desesperadas y nos veíamos eternamente en Pamplona hasta que arreglaran la bici, vuelvo a llamar otra vez y…ESTÁ ABIERTO! Dejamos las bicis a estos navarros encantadores que nos dicen que volvamos a las 8 a por la bici. Devolvemos el coche y dejamos las alforjas en el hotel, nos tomamos un pincho (la mala leche se me va quitando con cada pincho) y volvemos a por las bicis. Nos creíamos nosotros que se nos arreglaba el día. Una mierda. Estos encantadores navarros nos comentan que la bici hasta el día siguiente no está, que mi bici es muy chula y que en su día costaría una pasta pero que mejor me compro otra después del camino.

Y de repente el diluvio. El universal. Noe nos saluda en su arca. Mes y medio sin llover en Pamplona y nos toca a nosotras. En vista del panorama los chicos de la tienda nos invitan a sidra y a cobijarnos en su tienda. Nos hacemos íntimos y nos cuentan cosas. La más interesante es que Miguel Bosé tiene un novio del pueblo de una amiga suya. La más extraña que por lo visto tienen asuntos en Senegal y que su perra es de Almería… En fín, que no para de llover y aunque pasamos un buen rato con estos chicos nos morimos por estar en el hotel.

De repente para de llover, y somos tan gilipollas que pensamos que llegamos al hotel antes de que vuleva a llover porque en el mapa parece que está cerca. Una leche. Está a tomar por culo y por el camino pasamos por una calle sin fín y un parque donde no hay un puto bar ni un balcón ni nada. Cuando llegamos al hotel Belén y yo estamos caladas hasta las bragas. Literalmente. Y los chubasqueros en el hotel.

Finalmente, llegamos al hotel nos duchamos, bajamos a cenar, y Belén se pide una crema de verduras, y yo un sandwich de huevo y bacon. Sin duda eso nos define. Y a dormir.

Mañana os contaremos la etapa de hoy y pondremos fotos y videos sin par.

Besos a todos los que nos sigan en esta aventura …!!!!!!!!!!

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